Stop Grooming!

Información sobre el fenómeno del grooming de niñas y niños


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Agente encubierto del FBI: «El 70% de los adolescentes aceptan a cualquier desconocido como amigo en Internet»

Ilustración copyright PantallasAmigasSegún el agente del FBI Greg Wing, que supervisa una ciberpatrulla de este cuerpo policial federal de los EEUU, los pederastas están en todas partes en la Red: cuando un joven internauta visita un foro online dedicado a un actor o a una famosa cantante adolescente, «sus padres pueden estar razonablemente seguros de que allí va a haber depredadores». Se calcula que hay más de medio millón de pedófilos en línea cada día, que acuden a donde están los menores.

El FBI tiene una iniciativa denominada Innocent Images National Initiative para localizar a esos depredadores y para alertar a los adolescentes y sus padres sobre los aspectos negativos de la Red, especialmente en las redes sociales y cada vez más, en los foros dedicados a los juegos online.

Incluso aunque no logren hacerse amigos de los menores en estos webs, los pedófilos pueden acceder a una gran cantidad de información personal de ellos online: la ciudad donde viven, el instituto o colegio al que asisten, su música favorita, etc. simplemente porque los jóvenes lo suelen publicar a la vista de todos, por un ansia de «expresarse» sin tener en cuenta que eso los hace vulnerables, según Wing.

Los pederastas usan esa información personal para establecer contacto con ellos e ir ganando su confianza: es el proceso conocido como grooming.

El FBI diferencia dos tipos de pedófilos online: los que se contentan con coleccionar de forma anónima imágenes de pornografía infantil (compartiéndolas o no), y los que buscan el encuentro cara-a-cara con los menores (con intenciones sexuales). Estos últimos suelen crear identidades falsas, a menudo fingiendo ser también adolescentes. A partir de ellas recorren la Web buscando presas fáciles: jóvenes con baja autoestima, con problemas en casa o en el colegio, o con necesidad de dinero. Por ejemplo pueden dar con una chica de 14 años, que ha publicado despreocupadamente datos suyos en un web. El groomer le envía un mensaje diciéndole que vive en una ciudad cercana y que le gusta la misma música o los mismos programas de la tele. Cuando el groomer ha cultivado lo suficiente la relación de amistad online (que puede ser un proceso de días, semanas o meses) empieza a sacar temas sexuales, y termina pidiendo fotos explícitas y/o un encuentro en persona. Aunque el encuentro no suceda, la adolescente ya ha podido convertirse en víctima por este contacto online. Factores que favorecen este proceso son las habilidades para la manipulación psicológica de muchos pederastas online y la necesidad de ser populares de la mayoría de los adolescentes: «Nadie quiere tener sólo 5 amigos en Internet», explica el agente del FBI.

Según la experiencia del veterano ciberdetective del FBI Wesley Tagtmeyer, que trabaja de incógnito online, cerca del 70% de los internautas aceptarían peticiones de amistad online de desconocidos.

Los detectives online del FBI advierten de una tendencia reciente entre los pedófilos online: realizar grooming por medio de los foros de juegos, algunos de los cuales permiten comunicación mediante voz y vídeo. La mayoría de los padres desconocen que el hecho de jugar en Internet pueda acarrear este tipo de peligros: ya no basta con tener el ordenador en un lugar común de la casa, también hay que hacerlo con las videoconsolas que tengan conexión a Internet.

En el siguiente vídeo un alto cargo del FBI advierte sobre los riesgos del grooming en Internet:

Fuente: St. George News

PantallasAmigas en su tarea de sensibilización y prevención insiste en la importancia de vigilar la información personal que publicamos, para evitar el grooming, el ciberbullying y otros problemas. En el siguiente vídeo se muestra un caso típico en las redes sociales:

También es vital vigilar nuestra webcam:


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El grooming puede acabar en ciberprostitución: el caso Justin Berry

En un momento en que las webcams proliferan como setas por los cuartos de los menores internautas de medio mundo es útil recordar un caso que conmocionó a la opinión pública hace unos pocos años y que avanzó cuáles pueden ser algunos de los riesgos más graves que pueden acompañar a este periférico. Justin Berry, un muchacho estadounidense, montó un negocio de pornografía infantil en la que él mismo era protagonista, con tan sólo 13 años. Estuvo obteniendo beneficios de mostrarse desnudo y manteniendo relaciones sexuales ante la webcam durante 5 años. Finalmente obtuvo inmunidad de la justicia de su país a cambio de aportar información sobre el mundo de porno infantil online el que se movió durante esos años de ignorado y lucrativo delito adolescente. Hoy en día Justin da conferencias acerca de los peligros de la Red, el alcoholismo y el abuso de otras drogas.

Él era un chico normal, delegado de su clase, deportista, con buenas notas y que incluso tenía su propio negocio de desarrollo web. Pero, de manera secreta, también era una estrella de los webs de pornografía infantil desde los 13 a los 18 años. Todo comenzó cuando instaló su webcam a la búsqueda de amigas de su edad, algo que no encontraba fácilmente en el mundo real. Lo que acabó encontrando en un directorio de webcams fueron mayormente hombres que se deshacían en halagos, llenaban un vacío emocional en su vida y le ofrecían regalos. Un día uno de ellos le ofreció 50 dólares por quitarse la camiseta delante de la webcam: él pensó, «¿por qué no aceptarlos si hacía lo mismo gratis cuando iba a la piscina?». Así fue como empezaron 5 años en los cuales acabó vendiendo imágenes de su cuerpo en Internet, masturbándose y manteniendo relaciones sexuales frente a la cámara por dinero. Llegó a tener unos 1.500 clientes que le reportaron cientos de miles de dólares.

Fue descubierto en Internet por un reportero del New York Times, Kurt Eichenwald, que acabó convenciéndolo para dejar la pornografía y acudir a las autoridades. Finalmente el caso fue desvelado al público en un artículo publicado en diciembre de 2005 titulado Through His Webcam, A Boy Joins A Sordid Online World. El reportaje revelaba la existencia desde hacía años de webs de pornografía de pago protagonizada por menores (a menudo guiados por adultos) como el de Justin, cuyos contenidos eran generados desde los cuartos cerrados de los menores, en casa de sus padres, y que seguían siendo intercambiados online incluso cuando estos webs desaparecían.

En este tipo de webs los menores (que se bautizaron colectivamente como camwhores en los tiempos de Justin) programan masturbaciones retrasmitidas en directo o incluso aceptan shows privados interactivos donde realizan lo que los clientes les piden vía chat, en una especie de Matrix de las webcams, que sólo unos pocos conocen. En otros webs más amateurs los/las adolescentes ofrecen imágenes más y más atrevidas, simplemente a cambio de recibir más votos que otros/as.

Al de un tiempo de comezar su ilegal negocio, Justin poco consciente de los riesgos que implicaba, acudió a una cita con uno de los adultos implicados en él y sufrió abusos sexuales, que marcaron el comienzo de una etapa de sórdida caída en la que negociaba dura y fríamente con sus clientes, amenazaba a otros adolescentes competidores, iba separándose de su vida real, etc. Cuando tenía 16 años un antiguo compañero de clase descubrió vídeos de Justin en Internet y los comenzó a distribuir en la ciudad, incluso a compañeros del colegio. Entonces Justin dejó de ir a clase, según le dijo a su madre por problemas con los compañeros, para seguir sus estudios a través de teleformación. Posteriormente marchó a México con su padre, a quien puso al corriente de sus actividades (según revelaría más tarde) y comenzó a emitir relaciones con prostitutas en un tercer sitio web que abrió (con un modelo mayor de edad en la portada para dar una fachada de legalidad), y a consumir cada vez más marihuana y cocaína. Sufrió repetidos abusos por parte de otro cliente y comenzó sus intentos de abandonar esa vida, vagando por los Estados Unidos, refugiándose en la religión y incluso considerando el suicidio. Pero para su adicción a las drogas necesitaba el dinero y acabó asociándose con uno de sus clientes-abusadores en un nuevo web donde además de él, se ofrecían imaǵenes de otros adolescentes: al cumplir los 18 cruzó con ellos la línea que separaba la víctima menor del abusador adulto. Fue poco después cuando fue contactado por el reportero del NY Times y se abrió para él una vía de salida de aquel mundo.

El posterior testimonio de Justin ante comités del Congreso estadounidense ayudó a endurecer las leyes de ese país contra la pornografía y el abuso infantiles en Internet.

Ya en los primeros años del siglo los adultos buscaban a menores de directorios de webcams y en webs de hacer amigos (hoy son llamados redes sociales online) y si respondían a sus mensajes comenzaban el proceso conocido como grooming. Algunos adolescentes piden regalos por medio de las listas de deseos de algunas tiendas online (uno de los habituales que reciben son precisamente cámaras de mayor calidad, para nutrir a los groomers con lo que desean), reciben recargas de móviles y otros incluso llegan a cobrar cuotas mensuales a sus clientes. En estos casos algunos negocios online se benefician indirectamente de esta lucrativa actividad ilegal.

Aunque lógicamente no todos los protagonistas de este tipo de pornografía se lucran: muchos menores ni siquiera son conscientes de ser explotados, cuando realizan sexting o sexcasting voluntariamente, y dichas imágenes acaban en webs porno. El sexting, el grooming, las webcams y graves delitos como la explotación y el abuso sexuales están unidos en la Red de una manera que los padres y los menores deberían conocer para evitar historias como la de Justin Berry.

Fuente: Wikipedia y The New York Times.


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El Estado de Florida declara la guerra al grooming

El Estado de Florida (EEUU) ha lanzado una campaña contra el grooming en Internet. En lo que va de año las autoridades federales han encausado a 2.289 personas por delitos de pornografía infantil, un aumento del 32% respecto al año 2006.

La fiscalía federal casi ha duplicado los encausamientos por delitos sexuales contra menores por internet llevando ante los tribunales a 81 personas. El fiscal federal R. Alexander Acosta cita esas alarmantes cifras al anunciar un programa de información en inglés y español para alertar al público de la amenaza que suponen para los menores los depredadores sexuales en internet. «Si usted tiene miedo, tiene toda la razón para tenerlo», dijo Acosta, es un problema extremadamente serio».

Acosta se refirió a un puñado de casos, entre ellos el arresto el mes pasado de un popular entrenador de natación de Broward que admitió haber intercambiado pornografía infantil en internet y haber tenido contacto sexual con menores, según el FBI. Roberto Caragol, de 35 años y residente en Plantantion, fue despedido de su empleo en una escuela de Pine Crest en Fort Lauderdale.

Los cuatro anuncios de servicio público, creados por el Proyecto Infancia Segura (PSA) del Departamento de Justicia, están dirigidos a combatir la explotación infantil en internet. Los anuncios en televisión y radio, destinados a educar a padres, niños y depredadores, se trasmiten en Miami, Washington, San Diego, Seattle y St. Louis en la temporada navideña.

Uno de los anuncios muestra a una adolescente enviando mensajes electrónicos a un depredador que finge ser un compañero de escuela que quiere salir con ella. Otro cuenta la historia de un adolescente que toca en una banda, crece, establece su propio negocio y se casa, sólo para convertirse posteriormente en un depredador y ser encarcelado. «Internet es un lugar muy peligroso para los menores», dijo Matthew W. Freidrich, secretario de Justicia adjunto a cargo de la división penal. «Cuando sus hijos se comunican con otras personas en internet usted debe saber con quién se comunican y qué temas tratan», dijo.

La prevención impide que los depredadores abusen de los menores en internet. Las autoridades señalaron que en Estados Unidos uno de cada siete menores recibe una proposición de tipo sexual de un depredador.

«No podemos resolver este problema sólo arrestando gente, dijo J. Robert Flores, administrador de la Oficina de Programas de Justicia del departamento. Una necesidad clave es la educación».

fuente: elnuevoherald.com


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Un perfil del depredador

El depredador en Internet es hombre, blanco, y ha crecido en Internet. Tiene un buen trabajo, es un activo miembro de la comunidad y carece, en general, de condenas previas. Sabe que hace algo «incorrecto», pero no tiene conciencia de infringir la ley. Este es el perfil que fija el grupo de trabajo de Delitos por Internet contra menores (ICAC, Internet Crimes Against Children) del Departamento de Justicia estadounidense.

Los investigadores, fiscales, víctimas y defensores de la comunidad unen fuerzas para luchar contra la tendencia cada vez mayor del abuso en Internet. En consecuencia, es cada vez mayor la cantidad de personas arrestadas, procesadas y condenadas por explotar menores en línea. Las últimas estadísticas reflejan la tendencia

Hasta el 14 de septiembre de 2008, se habían identificado en EEUU un total de 1661 víctimas de delitos de pornografía infantil.

En el año fiscal 2007, los fiscales de EE. UU. llevaron a juicio a 2218 sospechosos por casos de explotación infantil.Un 26% de aumento con respecto a 2006. Un 95% de los acusados fueron condenados. De los condenados, el 97% fue a prisión.

Fuente: Notearruines