Siete de cada diez jóvenes de entre 13 y 17 años ocultan sus actividades en Internet según McAfee, la empresa de seguridad tecnológica. Según su estudio Comportamiento Adolescente en Internet el 12% de los jóvenes encuestados admitieron tener amigos online que jamás habían visto en persona.
Por otra parte solo el 12% de los padres creen que sus hijos adolescentes ven pornografía en línea. La realidad es que lo hace el 32%.
El peligro para «la primera generación que crece en línea» –según la denomina esta investigación, publicada en junio de 2012– va en aumento si se tiene en cuenta que pasó de ser algo exclusivo del computador de casa u escritorio a toda clase de dispositivos móviles e incluso electrodomésticos. Hay peligro en todo lo que tenga conexión a Internet.
Según otro estudio internacional, en este caso de la empresa Norton, «el 40% de los menores reconoció haber aceptado como ‘amigo’ en sus redes sociales a un desconocido».
El 4,3% de los menores ha recibido imágenes sugerentes de personas de su entorno (sexting pasivo), y un 1,5% reconoce haberse hecho a sí misma/o fotografías de carácter sexy (sexting activo).
El sexting activo es más practicado por chicas (2,2%) al contrario que sexting pasivo, más practicado por los chicos (5,1%).
Estados Unidos
Un estudio publicado en la revista Pediatrics sobre el sexting entre los menores estadounidenses, reveló que sólo el 1% envían imágenes sexualmente explícitas (es decir, que muestran pechos desnudos, genitales o el culo, según la definición del estudio) que podrían ser constitutivas de delito de pornografía infantil según las leyes de los EE. UU.
Otros datos revelados por el estudio fueron:
7% afirman haber recibido imágenes de otras personas desnudas o casi-desnudas.
El 5,9% las han recibido sexualmente explícitas.
De los que recibieron imágenes de sexting, el 56% eran chicas, y el 55% tenían 16 ó 17. Ninguna tenía menos de 12 años.
El 9,6% aparecía en imágenes desnudo o casi desnudo, o las había sacado o recibido (es decir, había estado implicado de alguna manera en un caso de sexting).
El 2,5% aparecía en dichas imágenes o las había creado. De esos, el 61% eran chicas, el 72% tenían 16 o 17 años y sólo el 6% tenían 10, 11 ó 12 años.
Del total de los entrevistados, el 1,8% se había sacado a sí mismo/a, el 0,3% había sido grabado/fotografiado por otra persona y el 0,4% había grabado/fotografiado a otro menor.
De los que salían en las imágenes o las habían sacado sólo el 54% mostraba pechos, genitales o culo desnudos.
Entre los que las recibieron, ese tipo de imágenes suponía el 84%.
El reenvío es poco frecuente: fueron distribuidas o publicadas en Internet en el 10% de los casos de sexting activo y sólo en el 3% de sexting pasivo.
El sexting activo sucedió:
Una sola vez en el pasado año, para el 41%.
Dos veces para el 23%.
De 3 a 5 veces para el 26%.
6 veces ó más para el 10%.
El sexting pasivo sucedió:
Una sola vez en el pasado año, para el 39%.
Dos veces para el 33%.
De 3 a 5 veces para el 22%.
6 veces ó más para el 6%.
En una encuesta realizada por Associated Press y el canal de televisión MTV uno de cada tres adolescentes y adultos jóvenes encuestados reconoció haber tomado parte en el sexting. El 61% de ellos reconoció que el sexting es «un problema» para los internautas su edad. Solamente el 10% de los encuestados que dijeron que habían intercambiado mensajes sexuales con personas que sólo conocen de Internet. En un estudio similar realizado en 2009 esa cifra era del 29%.
De los casos en que había un adulto implicado, la mitad de esos adultos tenían entre 18 y 25 años. En un 5% de este tipo de casos eran los menores quienes enviaban sus desnudos a los adultos en busca de sexo, es decir, casi un 2% del total de casos analizados.
En el 6% del total de casos el comportamiento era gravemente delictivo al implicar sextorsión o abuso sexual entre los propios menores.
En el 17% del total de casos se había producido distribución del sexting sin autorización.
En su mayoría (63%) los casos no pasaron más allá de los teléfonos móviles, es decir: no acabaron en Internet.
En dos de cada tres casos las imágenes mostraban los genitales o relaciones sexuales, y por tanto serían pornografía infantil según las leyes federales de los EE. UU.
El intercambio de imágenes de sexting juega un papel relevante en las relaciones sexuales ilícitas entre adultos y menores.
Investigadoras de la Universidad estadounidense de Rhode Island realizaron una encuesta entre jóvenes en edad universitaria y encontraron que 2/3 (67%) habían realizado sexting y el 78% también lo habían recibido. El 17% incluso lo había reenvíado a terceras personas.
México
Una encuesta de la organización mexicana ASI reveló que el 90% de las personas que envían sexting, autofotografiándose en poses eróticas o desnudas, son mujeres. En una amplia encuesta realizada a más de 10.000 estudiantes mexicanos de cuarto de primaria hasta tercero de secundaria (el 85% tenía entre 12 y 16 años) dio a conocer que casi el 8% de estos jóvenes reconocen haber enviado imágenes suyas desnudos o semidesnudos a conocidos o extraños. El 36,7% de los encuestados dijo conocer a alguien que ha enviado o reenviado imágenes de ese tipo, y el 10,2% reconoció haber enviado mensajes de e-mail o de SMS con insinuaciones sexuales (sexting textual).
Luz María Velázquez Reyes, del Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México, comunicó en noviembre de 2011 las siguientes cifras después de entrevistar a 708 estudiantes (232 de bachillerato y 476 de licenciatura):
80% habían visto imágenes de personas semidesnudas o desnudas en las redes sociales.
20% se tomó fotografías o videos sexualmente sugestivos.
20% recibió invitaciones para retratarse en poses eróticas o pornográficas.
El 45% compartió material erótico recibido por teléfonos celulares.
10% lo ha publicado en sus perfiles o lo ha enviado a sus contactos.
60% recibió imágenes o videos con estas características.
En el 25% de los casos, los jóvenes los comparten con su pareja, y el 10 por ciento, con personas cercanas.
El 55% de los encuestados conoce a alguien que guarda fotografías o videos de novias.
En su mayoría desean aprender sobre medidas de prevención, sistemas de control parental y el funcionamiento y riesgos de las redes sociales.
Más del 70% de los entrevistados dice compartir el uso de Internet con sus hijos y lo hace una media de 100 minutos a la semana.
Consideran importante y más efectiva la formación de los niños y adolescentes en el centro escolar aunque sin eludir su propia responsabilidad.
PantallasAmigas ha realizado en el último año una encuesta a 1.483 personas, de las que el 80% eran padres y madres y el resto, docentes y profesionales del ámbito escolar implicados con menores entre los 10 y los 16 años. Son personas que, de manera voluntaria, han asistido a las sesiones de sensibilización y formación que en el País Vasco y Navarra ha venido celebrando PantallasAmigas en relación al uso seguro y saludable de Internet, pivotando por lo general en torno a centros escolares o municipios que las habían solicitado.
¿Cómo son las madres y padres o tutores legales que acuden a las sesiones?
Se trata en un 78% de los casos de mujeres que muestran interés y preocupación por el uso de las TIC por parte de sus hijos. En ocasiones, han padecido en primera persona o conocen de cerca algún episodio preocupante en relación al tema.
Su nivel tecnológico (conocimientos generales de informática e Internet evaluado mediante ponderación de una serie de indicadores) es bajo en el 16,3% de los casos, medio para un 55% y alto para el 28,7%. Como ejemplo, se puede citar que el 92% sabe lo que es YouTube, el 85,7% sabe qué es Tuenti, el 66,4% ha realizado alguna vez compras por Internet y 35,8% ha usado Windows Live Messenger.
Compartiendo el uso de la Red con sus hijos
El 80,6,% con hijos entre 9 y 11 años manifiesta usar Internet con sus hijos, cifra que se sitúa en el 71,4% en la edad de 12 a 15 años. Este tiempo de uso compartido se cifra como media en 1,7 horas a la semana que viene a ser la media de uso diaria de la Red por parte de los menores.
Acceso a Internet desde el móvil por parte de los menores
Se ha notado una clara evolución en este sentido. Los datos obtenidos en 2011 muestran un 2,4% de padres que ignoran si sus hijos tienen conexión a Internet en el móvil, mientras que en 2012, el porcentaje baja al 0,4%. Por otro lado, el porcentaje de padres que dicen que sus hijos tienen conexión a Internet desde el móvil se incrementó del 10,4% al 23,9% entre 2011 y 2012.
Los riesgos que hay en la Red, según las personas adultas
Antes de iniciar la sesión, para no condicionar el resultado por el desarrollo previo de la misma, se les pregunta «¿Cuáles son los riesgos a los que se enfrentan los menores de Internet?». Los resultados obtenidos, con respuesta múltiple, se presentan en la siguiente tabla:
Acceso a contenidos inadecuados: pornografía, violencia…
58,3 %
Contactos con desconocidos que les puedan hacer daño, en particular con acosadores sexuales pero también poner en contacto con la violencia, las drogas o las sectas…
48,5 %
Pérdida de privacidad y uso inadecuado de su imagen
36,1 %
Adicción, aislamiento y uso abusivo
23,5 %
Ciberbullying
14,4 %
Suplantación de identidad o identidad falsa
5,0 %
El aspecto más destacado es el acceso a contenidos inadecuados, identificado por casi el 60% de los padres. Cabe señalar también que esta preocupación disminuye con la edad de los hijos mientras que la preocupación por el uso abusivo o el cyberbullying aumenta claramente según los adolescentes se aproximan a los 14 o 15 años.
¿Qué desearían tener más claro, conocer mejor, padres y madres?
Ante la pregunta «¿Qué aspectos les gustaría aclarar a lo largo de la sesión?» las respuestas, —que podían ser múltiples— son las siguientes:
Medidas de seguridad, preventivas, qué hacer (uso seguro)
37,2 %
Control parental
32,7 %
Redes sociales: funcionamiento y riesgos
25,7 %
Ciberbullying
4,3 %
Protección de datos y privacidad
4,0 %
Responsabilidad legal
2,3 %
Límite de tiempo
1,8 %
Es evidente que quienes acuden a las sesiones quieren conocer más para prevenir mejor. Según revela Araiz Zalduegi, responsable de formación de PantallasAmigas «en ocasiones desearían tomar medidas concretas como instalar programas de control y supervisión parental. Otras veces, preocupados por un uso abusivo, buscan conocer cuál es el tiempo máximo razonable que se les debe permitir o bien dónde está el umbral de lo patológico».
Valoración positiva de las sesiones de sensibilización y formación
Tras las sesiones con padres, madres y educadores se realiza una breve valoración que arroja, entre otros, los siguientes resultados y conclusiones:
El 81,6% reconoce la necesidad de profundizar en algunos de los temas abordados y el 87% considera que la sesión ha cumplido las expectativas.
El 89,6% considera que la metodología basada en la exposición de ejemplos prácticos ha ayudado mucho a la comprensión de la temática.
El 17,9% estima que la temática es demasiado compleja para su nivel de conocimientos.
El 90,7% cree que la sesión va a resultar de utilidad práctica.
El 89,3% dice tener tras la sesión una visión más clara de los riesgos de Internet y su origen.
El 89,5% considera que la sesión es algo necesario y aporta grandes cosas.
Es destacable la dificultad que supone dirigirse a un público tan heterogéneo tanto en la capacidad tecnológica como en las expectativas y modelos educativos y, en este sentido, es fácil encontrar una valoración y la contraria en una misma sesión.
El sentir común de los padres sobre la seguridad en la Red: «Que se lo expliquen en clase»
Con diferencia, es la solicitud más frecuente al término de una sesión con padres y madres: «¿Se les explica esto a los chavales en clase?». Reconocen la importancia de tomar medidas de uso responsable en el hogar pero también de que sean adoptadas por los propios adolescentes. En este sentido, reclaman el interés de que desde el centro escolar se trabaje en ese campo. Para no tomar ellos este papel en exclusiva dicen no disponer de capacidad técnica y de persuasión necesaria para ello. Una madre lo expresaba en estos términos: «Sería interesante una charla similar con los niños, ya que aunque los padres les digamos estas cosas no nos creen». Otra de ellas decía: «Es un tema tan amplio e interesante que con una sesión hacemos poco, esto tendría que ser una asignatura para padres a lo largo del curso».
El Ciberbullying, quebradero de cabeza en los centros escolares.
Por desgracia, los centros viven a menudo una realidad que los desborda: el acoso entre iguales por medio de las nuevas tecnologías. Es un fenómeno en crecimiento que ocasiona graves consecuencias a sus víctimas, distorsiona la convivencia escolar y escapa a las paredes y horarios académicos. Según Jorge Flores , Director de PantallasAmigas, «Es muy habitual que nos llamen y nos confiesen, con la esperable discreción, que han tenido algún conflicto entre alumnos que ha saltado en las redes sociales. Es por ello que los centros escolares toman cada vez una mayor conciencia de la necesidad de una intervención preventiva y proactiva. La prevención y la intervención en casos de ciberbullying ha sido siempre una prioridad en nuestro trabajo».
El estudio ha sido posible gracias a la colaboración de las personas implicadas y a Quor, empresa especializada en estudios sociológicos.
3.700 escolares más responsables en el uso de las Internet
Además de trabajar con padres y educadores, el contacto con los menores es vital. Entre los meses de Septiembre y Abril el personal de PantallasAmigas ha formado a cerca de 4.000 escolares (1.200 de primaria y 2.800 de secundaria), en su mayor parte en el País Vasco y Navarra. Según comenta Jorge Flores «para PantallasAmigas es fundamental el contacto directo con la realidad porque ésta cambia mucho y de manera vertiginosa. Las sesiones con niños y adolescentes, con padres y madres, con docentes y con profesionales del mundo educativo son la mejor oportunidad para ello. No obstante, contrastar las intuiciones con agentes como la policía, otros profesionales del ámbito, instituciones o estudios es también una gran ayuda. Al mismo tiempo, tenemos online diversas vías para la consulta y la denuncia de casos que también nos ayudan a conocer los casos más singulares y delicados así como las nuevas tendencias. Es un ejercicio de monitorización permanente».