En un caso similar a otros que se han venido conociendo en los últimos años la Guardia Civil ha detenido en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) a una persona que se hacía pasar por dueño de dos agencias de modelos para conseguir fotografías de mujeres desnudas a través de Internet.
Al parecer habría engañado a más de 400 mujeres, muchas de ellas menores de edad. La investigación comenzó a partir de la denuncia de una de las víctimas, menor de edad, por medio del web de la Guardia Civil.
El detenido había creado perfiles falsos en la red social Facebook para dar credibilidad a las supuestas empresas y desde ahí ofrecer a las jóvenes participar en un cásting online para incluirlas posteriormente en el book de la agencia. En dicho casting, realizado por medio de la webcam, el individuo les pedía que posasen cada vez con menos ropa con la excusa de comprobar si sus cuerpos se ajustaban a lo que buscaba la agencia, hasta que acababan desnudándose.
Cuando el depredador había conseguido las imágenes de las víctimas sin ropa, daba un paso más y las obligaba a realizar actos obscenos ante la cámara bajo la amenaza de difundir las imágenes ya obtenidas entre los contactos de su entorno familiar y social, proceso conocido como sextorsión.
Se sospecha que además de fingir esta identidad online con varios perfiles y cuentas de correo falsos, podría haber utilizado también como cebo anuncios en distintos soportes solicitando mujeres jóvenes como chicas de acompañamiento.
El Centro de Investigación Innocenti (IRC) de la UNICEF en Florencia (Italia) acaba de publicar su informe Child Safety Online: Global challenges and strategies en el que presentan las amenazas para la seguridad y los derechos de los niños con respecto a Internet y otras TIC. Este entorno digital, según se admite en la presentación del informe, carece de diferenciación con respecto al mundo offline para los menores, que pasan de uno a otro de manera natural.
Según el director del IRC, Gordon Alexander, «cada vez más niños no pueden apenas imaginar la vida sin su perfil de las redes sociales». Advierte Alexander de que la brecha digital entre menores y sus padres es mayor en los países menos desarrollados, mientras se reduce en los industrializados, al tiempo que recalca la oportunidad que suponen que los chicos más expertos y conscientes de los riesgos de la Red ayuden a los más pequeños a conocerlos y evitarlos: de hecho, varios estudios muestran que los chicos se ven como protectores online de otros chicos. Aunque los menores deben ser escuchados sobre estas cuestiones —indica Alexander— no se debe sobrevalorar su capacidad de autoprotección. Es responsabilidad de los adultos (progenitores, docentes, instituciones, empresas…) proporcionarles un entorno online seguro donde también hacer efectivos los derechos fundamentales que les reconoce la Convención de Derechos de la Infancia al conocimiento, la participación, el ocio y el juego.
Con respecto a la evolución prevista en los países menos desarrollados, el informe insiste en lanzar la advertencia de que a medida de que se vaya disponiendo más ampliamente de tecnologías como la banda ancha y la telefonía móvil de última generación, los patrones de riesgo detectados en los países más industrializados, se repetirán también en los países en desarrollo, a menos que se pongan en marcha medidas para la prevención.
El informe reconoce que pese a que las TIC no han creado los delitos de abuso y explotación sexual de menores, sí que los han llevado a una escala y potencial mucho mayores. Al tiempo reclama que los poderes públicos faciliten un acceso sin discriminación ni exclusión a todos los niños del mundo, promoviendo la ciudadanía digital responsable, como objetivos críticos de sus políticas respecto a Internet. Advierten los autores que la ansiedad social es una respuesta que se está dando por la combinación de una tecnología en acelerado cambio y unos espacios de socialización nuevos para los menores que sus padres no vivieron, aunque también surgen el sensacionalismo, la creación de mitos y la aplicación de respuestas públicas equivocadas. Uno de esos mitos es el temor popular que identifica Internet con peligro para los niños, denuncian.
El documento presentado aborda principalmente la cuestión de las imágenes de abuso sexual infantil y del grooming de menores, como unos de los principales riesgos que amenazan a los más pequeños en la Red junto con el ciberbullying/ciberacoso. Según los autores aún es insuficiente el grado de integración que existe sobre estos problemas online en los programas públicos de protección de la infancia. También critican que desde el sector privado no se pongan en marcha todas las medidas necesarias para proteger los derechos de los menores, por temor a una supuesta pérdida de competitividad o de libertad de empresa.
No obstante lanzan otra advertencia: intentar eliminar de la Red todos los peligros que amenazan a niños y adolescentes, más allá de cierto punto, amenaza la esencia misma de Internet y sus múltiples beneficios.
El informe defiende una estrategia que busque cuatro objetivos principales al respecto:
empoderar a los niños y promover su resiliencia
acabar con la impunidad de los abusadores
reducir la disponibilidad del material nocivo de Internet
promover la recuperación de los niños víctimas de abusos y otros daños
Los datos del informe
El informe menciona algunos datos al respecto de estos problemas:
La cifra de imágenes de abuso a menores en Internet es de varios millones.
Los niños que aparecen en ellas es probablemente de decenas de miles.
La mayoría de las imágenes representan a niñas preadolescentes (desde menos de 1 año a 10), de raza caucasiana.
Se observa una tendencia a la baja en la edad de los/as niños/as que aparecen en las imágenes, y a una mayor violencia y explicitud gráfica.
Las imágenes cada vez se concentran menos en determinados webs y están más repartidas en su almacenamiento. En esta línea, cada vez se usa más la compartición P2P.
Hay muy pocos datos sobre las consecuencias de la exposición de los menores a formas extremas de pornografía fácilmente disponibles online.
Está aumentando la preocupación ante casos de adicción a la pornografía entre menores, así como la reproducción entre chicas menores de los estereotipos femeninos de la pornografía, tanto en lo que respecta a la apariencia como a los comportamientos sexuales.
Los jóvenes se sienten a menudo más cómodos compartiendo informaciones íntimas o comportándose de una manera sexualizada online que fuera de la Red.
Los chicos dicen conocer en general los peligros de la Red, pero creen que son otros los que corren esos riesgos, más que ellos mismos.
Con frecuencia no acuden a sus padres cuando tienen problemas, por lo general porque creen que no entienden ese mundo, porque temen que les quiten su teléfono o el acceso a Internet, por amenazas de algún abusador o por simple vergüenza. En el caso de los adolescentes, habitualmente consideran la intervención paterna o materna una interferencia que choca con la tendencia natural de esa edad a comenzar a separarse de los padres en muchos ámbitos de su vida. Sin embargo, hay numerosas pruebas de que la activa implicación y diálogo de los padres es el factor de protección más fuerte que existe en este terreno.
El hecho de que los padres pierdan capacidad de vigilar el uso que sus hijos hacen de la Red por el incremento en la conexión móvil (60% de los menores en Japón, p.ej.) supone un reto que requiere modificar las políticas de prevención.
A quien acuden en primer lugar los niños con problemas en la Red es a otros niños. Por tanto el informe sugiere apoyar a los niños en esta misión.
El «grooming»
El estudio realiza una definición de online grooming que excluye la necesidad de engaño, y lo amplía a cualquier persona que intente contactar con un(a) menor con intenciones sexuales, aunque lo haga abiertamente. Estas intenciones según el estudio se centran en un contacto sexual online, generalmente vía webcam, y que genera material que más tarde es compartido con otros, y que sólo en algunas ocasiones lleva o pretende llevar a un encuentro sexual físico.
Los lugares de la Red donde se realiza habitualmente el grooming son, según el estudio:
salas de chat
redes sociales online
servicios de mensajería instantánea
Según una investigación, un groomer medio puede tener hasta 200 menores en sus listas de amigos, en diferentes fases del proceso de grooming cada una, el cual puede durar desde unos minutos a unos meses. Los datos indican que las víctimas más frecuentes del grooming son las chicas adolescentes.
La falta de estadísticas acerca del número de groomers es debida, según explica el informe, a que en muchos países aún no es un delito esta práctica. Incluso en los que ya está castigado por la ley, aún no hay un registro coordinado, lo cual redunda en una peor protección de los menores.
Por otro lado los investigadores del IRC indican que existen diversos mitos sobre el abuso online de niños:
Los generadores y difusores iniciales de las imágenes no suelen ser extraños, sino cuidadores.
Los groomers no suelen ser hombres mayores que fingen una edad menor para engañar a los chicos con mentiras e identidades falsas obligándolos a entregar sus imágenes sexuales. Más bien es un proceso de seducción en el cual el/la menor acaba accediendo a las pretensiones sexuales como un favor voluntario hacia un amigo virtual. Es decir, aunque en ocasiones los groomers mienten sobre su edad o sexo, suelen encajar por lo general en un caso de relación con consentimiento.
Sexting: otra tendencia en alza
El estudio señala al sexting como otra tendencia en auge entre los menores, que pese a realizarse habitualmente con la pareja actual o pretendida, acaba en ocasiones a manos de un público amplio.
Privacidad
Un impedimento señalado por el informe para que los menores sean comedidos con la publicación de datos personales en las redes sociales, es el hecho de que si no lo hacen por lo general sus pares en estas redes considerarán que su perfil (muro, tablón…) es poco interesante y no lo visitará o comentarán. Por tanto, publicar información personal se convierte en la norma.
Algunos estudios descartan el mero hecho de publicar datos personales como fuente de victimización, al menos en lo referido al grooming y el abuso sexual, y señalan en cambio a los comportamientos arriesgados como fuente de esos problemas.
Ciberbullying
El estudio también recoge algunos datos sobre el ciberbullying, que no lo limita al ciberacoso entre menores, aunque sí a que haya un menor como víctima:
Las chicas suelen comentar más bullying online que los chicos, según algunos informes. Aunque otros indican justo lo contrario.
El/la diferente es el más proclive a sufrirlo: minorías étnicas, LGTB, obesos, discapacitados…
En los EE. UU. suelen abundar los casos de abusones offline que sufren ciberbullying.
Continuando con nuestra reseña del estudio publicado en la revista Pediatrics de la Academia Estadounidense de Pediatría, se puede observar que pese a que las cifras totales del estudio muestran una extensión del sexting muy modesta entre los 10 y los 17 años, en la franja de los 15 a los 17 años la cifra es mucho mayor, pues es donde se concentran los casos y se acerca más a las de otros estudios.
Así, se observa que es a partir de los 13 años cuando se comienza a practicar o recibir este tipo de imágenes (de desnudos o casi desnudos) y de todos los casos detectados por el estudio tenían 15 el 17% del total de casos, aumentando hasta el 28% a los 16 y el 31% a los 17 años.
Los casos de sexting activo (generación y envío de su propia imagen o de otra/o menor) tuvieron de protagonistas a:
Un 13% que tenían 15 años.
31% tenían 16.
41% tenían 17.
Y el sexting pasivo (recepción de este tipo de fotos o vídeos) fue recibido por:
19% que tenían 15 años.
27% que tenían 16.
28% que tenían 17.
Las chicas practican el sexting activo casi el doble que los chicos (61% frente a 39%) y también los superan en el pasivo (56% frente a 44%).
En cuanto a la vía de creación/envío/recepción destaca lógicamente el teléfono móvil (65% del sexting activo y 82% del pasivo), pero es destacable que se usan otros medios como las redes sociales (5% activo y 8% pasivo) y la mensajería instantánea (10% activo y 6% pasivo). Existe también un notable 21% que usan cámaras digitales para la producción de sus imágenes de sexting.
Resulta preocupante que el 3% de las imágenes o vídeos de sexting generados lo fueran por personas que el o la menor conoció en Internet, presumiblemente grabándole/la a través de una webcam. El estudio también muestra que el 10% de las imágenes de sexting en las que aparecen los menores lo hacen masturbándose (13% en el caso del sexting pasivo o recibido).
También es alarmante que en el 31% de los casos en que los menores encuestados afirmaron aparecer en imágenes de sexting o haberlas grabado (sexting activo) concurrieran factores agravantes como el consumo de alcohol o drogas, la violencia, el engaño o la realización contra la voluntad, o sin el conocimiento de la persona retratada, el pago a cambio de la imagen.
Fuente: Pediatrics. The American Academy of Pediatrics.
Según un estudio que acaba de ser publicado en la revista Pediatrics sobre el sexting entre los menores estadounidenses, sólo el 1% envían imágenes sexualmente explícitas (muestran pechos desnudos, genitales o el culo, según la definición del estudio) que podrían ser constitutivas de delito de pornografía infantil según las leyes de los EE. UU.
El estudio realizado por Kimberly J. Mitchell, David Finkelhor, Lisa M. Jones y Janis Wolak del Centro de Investigación sobre Delitos contra los Niños, de la Universidad de New Hampshire se centra en el sexting gráfico (envío de imágenes y vídeos sexuales por teléfonos móviles, Internet u otros dispositivos electrónicos) y se basa en entrevistas a 1.560 internautas de entre 10 y 17 años y a sus padres, realizadas telefónicamente entre agosto de 2010 y enero de 2011.
Grado de extensión del sexting
Otros datos revelados por el estudio son:
7% afirman haber recibido imágenes de otras personas desnudas o casi-desnudas.
El 5,9% las han recibido sexualmente explícitas.
De los que recibieron imágenes de sexting, el 56% eran chicas, y el 55% tenían 16 ó 17. Ninguna tenía menos de 12 años.
El 9,6% aparecía en imágenes desnudo o casi desnudo, o las había sacado o recibido (es decir, había estado implicado de alguna manera en un caso de sexting).
El 2,5% aparecía en dichas imágenes o las había creado. De esos, el 61% eran chicas, el 72% tenían 16 o 17 años y sólo el 6% tenían 10, 11 ó 12 años.
Del total de los entrevistados, el 1,8% se había sacado a sí mismo/a, el 0,3% había sido grabado/fotografiado por otra persona y el 0,4% había grabado/fotografiado a otro menor.
De los que salían en las imágenes o las habían sacado sólo el 54% mostraba pechos, genitales o culo desnudos.
Entre los que las recibieron, ese tipo de imágenes suponía el 84%.
El reenvío es poco frecuente: fueron distribuidas o publicadas en Internet en el 10% de los casos de sexting activo y sólo en el 3% de sexting pasivo.
El sexting activo sucedió:
Una sola vez en el pasado año, para el 41%.
Dos veces para el 23%.
De 3 a 5 veces para el 26%.
6 veces ó más para el 10%.
El sexting pasivo sucedió:
Una sola vez en el pasado año, para el 39%.
Dos veces para el 33%.
De 3 a 5 veces para el 22%.
6 veces ó más para el 6%.
Impacto emocional
Según el estudio el 21% de los que había practicado sexting activo habían acabado sintiéndose muy molestos, avergonzados o atemorizados. Esa cifra es del 25% entre los que recibieron sexting (pasivo).
El 28% acudieron a su padre, madre, profesor(a) o a la policía para comunicarles el hecho.
Fuente del sexting
En la mayoría de los casos de recepción de sexting, el responsable era alguien que el/la menor conocía.
El motivo más común era una relación sentimental, aunque también se citaron las bromas y el ligue. Una cifra importante de los menores que salían en el sexting (31%) lo habían hecho en relación con el consumo de alcohol o drogas. En los casos en que había mayores de edad implicado, todos tenían entre 18 y 21 años.
Un 3% de los que habían aparecido en las imágenes o las habían realizado, reconocieron hacer a causa de amenazas o un chantaje.
Conclusiones y críticas a estudios anteriores
Según las conclusiones del estudio, el grado de exposición de los menores estadounidenses al sexting hace necesario «proporcionarles información acerca de las consecuencias legales de dicha actividad, así como consejos sobre qué hacer si reciben una imagen de sexting». Sin embargo, opinan los autores que «los datos que muestra el estudio sugieren que el sexting está lejos de ser la norma entre los más jóvenes».
Los autores critican también otros estudios previos ampliamente citados acerca del sexting, como el realizado por la National Campaign to Prevent Teen and Unplanned Pregnancy que asignaba una prevalencia del 20% de esta actividad entre los jóvenes. Según estos pediatras dicho estudio adolece de problemas metodológicos como el no haberse hecho entre una población general y el haber incluido también a mayores de edad (18 y 19 años). También critican que las definiciones de imágenes de sexting usadas no haya sido suficientemente precisas en los estudios anteriores sobre el tema pues preguntan a los adolescentes acerca de imágenes de «desnudos o semidesnudos», «casi desnudos» o «sexualmente sugerentes», que en la práctica pueden incluir imágenes que cualquiera podría ver en una playa. Otros estudios ni siquiera diferencian entre sacarse una imagen y enviarla por un lado (sexting activo), y recibirla y retrasmitirla, por otro (sexting pasivo). El efecto de estos estudios, sería crear una alarma injustificada y amplificada por los medios de comunicación. Según sugiere el estudio, «el sexting puede que no esté indicando un cambio dramático hacia un comportamiento sexual más arriesgado entre los jóvenes, sino que puede que tan sólo esté sacando más a la luz algunos comportamientos de ese tipo para los adultos y las autoridades».
Para los autores, el suyo es el primer estudio que aborda la cuestión en detalle y con definiciones precisas del tipo de imágenes.
Los investigadores preguntaron en concreto:
¿Alguna vez te han enviado fotos o vídeos de chicos/as de menos de 18 años desnudos o semidesnudos, que otra persona había sacado?
¿Alguna vez has reenviado o publicado este tipo de fotos o vídeos?
¿Te has sacado alguna vez fotos o vídeos desnudo/a o casi desnudo/a?
¿Te ha sacado alguien ese tipo de fotos o vídeos?
¿Se los has sacado tú a alguien de menos de 18 años?
En el estudio los propios jóvenes definieron lo que eran imágenes de personas «desnudas o semidesnudas», incluyendo en dicha definición «fotos en ropa interior o trajes de baño, poses sexys con la ropa puesta y primeros planos de los genitales con ropa».
El estudio reconoce finalmente que la prevalencia del sexting puede ser mayor dado que el estudio se ha centrado en usuarios de Internet, y que este fenómeno no es exclusivo de la Red, principalmente por su existencia vía teléfonos móviles.
Fuente: Pediatrics. The American Academy of Pediatrics
Fiscalías y expertos en seguridad online han detectado que el chantaje a usuarios de Internet a partir de fotos de tipo sexual comienza a aumentar de manera alarmante como ya sucediera previamente en EE. UU.
A mediados de 2010 los medios de comunicación estadounidenses comenzaban a hacerse eco de un aviso lanzado por fiscales, expertos en seguridad en Internet y diversas agencias policiales: se había detectado un auge importante en el número de casos de un nuevo delito online que denominaban «sextorsión». Un año después PantallasAmigas, iniciativa española para el uso seguro de Internet, ha constatado que este problema ha llegado a los países de habla hispana tal y como habían avisado en setiembre del pasado año.
En los últimos meses los expertos de esta entidad han observado un aumento de tipo exponencial en las denuncias que reciben desde España y otros países iberoamericanos relacionadas con este delito, que típicamente afecta a usuarios que han compartido imágenes suyas desnudos (fenómeno conocido como «sexting») y que se ven extorsionadas por personas —por lo general desconocidas— que amenazan con hacer públicas dichas fotos o vídeos o con enviárselas a los contactos de la víctima: familiares, parejas, amigos, jefes… «Solamente en el pasado mes de agosto nos han llegado por nuestros diversos canales de denuncia en Internet, siete casos de este tipo, lo que supone más de la mitad de los casos recibidos durante todo 2010», ha declarado Jorge Flores, director de PantallasAmigas. Fiscalías españolas han comenzado a lanzar también la voz de alarma durante los pasados meses: «No tenemos datos estadísticos todavía y no hay una denuncia en masa de casos de este tipo —entre otros motivos porque la víctima se siente avergonzada por lo sucedido— pero es un delito que relaciona menor y nuevas tecnologías que estamos empezando a registrar», afirmó el pasado mes de mayo Gema García, fiscal delegada de Menores de Valencia. Según informó García la edad a la que se empieza a ser vulnerable a este delito es la pubertad, cuando los menores se inician en las relaciones sexuales; la mayoría de las víctimas son chicas, añadió.
Pese a no existir registros específicos sobre este tipo de delitos, entidades como PantallasAmigas realizan un seguimiento de estos nuevos riesgos tecnológicos desde su aparición en otros países para mejorar la prevención y la alerta temprana en nuestra sociedad. Así, PantallasAmigas lanzó una primera llamada de atención en los medios, ocho meses antes que la fiscalía valenciana, al tiempo que publicaba un artículo bajo el título de «Sextorsión, prácticas arriesgadas y fallos de seguridad al servicio del delito» donde presentaba al ámbito internauta hispanohablante este nuevo problema. También entonces decidió poner en marcha un sitio web específico en Sextorsion.es con explicaciones sobre el problema, cómo surge, cómo evitarlo y donde se narran casos reales, como el de un chico que se desnudó en una conversación por webcam con quien creía ser una chica, y al que exigieron enviar dinero a una cuenta en Filipinas a cambio de no publicar en Youtube una captura de dicha sesión de cibersexo. «Muchos casos siguen un patrón similar: jóvenes o adolescentes que envían fotos o vídeos suyos a alguien que acaban de conocer en Internet, sin pensar en las consecuencias. Luego los acaban chantajeando para enviar más y más pornografía, o bien los extorsionan económicamente», explica Flores. Y añade que las consecuencias no son sólo económicas o legales sino que la angustia psicológica lleva a algunas de las víctimas al borde del suicidio. Para este experto en prevención de riesgos para los menores en Internet «es un tema muy grave, y la sociedad debe conocerlo para evitarlo, sobre todo en los casos que afectan a menores de edad, por lo general más susceptibles de ser manipulados, tanto para producir las imágenes que permiten la extorsión como para ceder a las exigencias de los sextorsionadores». Según un estudio publicado por INTECO en 2010 el 8% de los menores españoles recibe de fotos o vídeos de chicos/as de su entorno en posturas provocativas o inapropiadas, niveles de sexting que coinciden con los detectados por otras fuentes como Denuncia-online.org u organizaciones mexicanas y que aún están lejos del 19% o del 34% que mostraron diversas encuestas realizadas ya en 2009 en los EE. UU. entre adolescentes y jóvenes universitarios.
Pero no siempre las víctimas producen conscientemente las imágenes que las ponen en manos de los chantajistas. Recientemente en los EE. UU. fue condenado a seis años de prisión Luis Mijangos, un mexicano que había infectado con software malicioso los ordenadores de más de cien mujeres (muchas de ellas adolescentes) de tal manera que capturaba imágenes por medio de sus webcams sin que ellas lo supieran, para después exigirles a cambio de no difundirlas, más fotos y vídeos de tipo erótico.
El objetivo del sextorsionador no es en todos los casos obtener más pornografía producida por la víctima: también es habitual que exijan un pago en dinero, o que pretendan forzar sexualmente a su víctima. En 2010 un chico de 18 de Winconsin (EE. UU.) fue condenado a 15 años de prisión por exigir relaciones sexuales a compañeros del instituto de quienes había obtenido fotos comprometedoras fingiendo ser una chica en Facebook. En Sextorsion.es advierten de que la sextorsión «tiene gran relación con el grooming en el sentido de que las personas que camelan a menores ganándose su confianza online para obtener imágenes comprometidas de ellos, buscan realizar un chantaje posteriormente con dichas imágenes, que puede tener como objeto una escalada en la producción de dicho material pornográfico o incluso cometer un abuso sexual físico». Para Jorge Flores los consejos fundamentales para no ser víctimas de una sextorsión son «no protagonizar imágenes comprometedoras y proteger nuestra privacidad y la de nuestros contactos mediante medidas activas y pasivas de seguridad en nuestro ordenador y teléfono móvil». Se evitaría así, en su opinión, que se diese alguna de las dos condiciones necesarias: que la imagen sea tomada y que la imagen llegue a manos criminales.